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Reserva de la Biosfera de Río Plátano

La Reserva del Hombre y la Biosfera del Río Plátano es una de las áreas protegidas de mayor importancia en el Corredor Biológico Mesoamericano y la de mayor importancia y tamaño en la república de Honduras.

Se localiza en las coordenadas 14º 57’ 54” y 16º 00’ 43” Latitud Norte y 85º 31’ 25” y 84º 11’ 32” Longitud Oeste, que corresponden a la intersección de los departamentos de Gracias a Dios, Olancho y Colón (Ver Mapa 1) incluyendo seis municipios diferentes: la totalidad del municipio de Brus Laguna y parcialmente los municipios de Wampusirpe, Juan Francisco Bulnes (Wualumugu), en el departamento de Gracias a Dios; Dulce Nombre de Culmí en el departamento de Olancho, e Iriona en el departamento de Colón.

Límites de la Reserva

Los límites exteriores de la Reserva siguen las márgenes derechas de los ríos Wampú y Dapawas, en el sur; río Patuca, hasta su desembocadura en el este, después por la costa norte a 4.8 Km mar adentro hasta la desembocadura del río Tinto o Negro; y después aguas arriba hasta la confluencia de los ríos Tinto o Negro y Paulaya en el oeste, continuando aguas arriba del río Paulaya en su margen derecha, cerrando así su perímetro.

La Reserva fue creada en el año de 1980, mediante Decreto No. 977-80 y ampliada en el año de 1997, mediante Decreto No.170-97; ocupa una vasta superficie de 832.332 ha, aproximadamente, lo cual representa alrededor del 7% del territorio nacional. La reserva fue incluida en la lista de Sitios de Patrimonio Mundial en el año de 1982 por la UNESCO.

La Reserva fue creada en el año de 1980, mediante Decreto No. 977-80 y ampliada en el año de 1997, mediante Decreto No.170-97; ocupa una vasta superficie de 832.332 ha, aproximadamente, lo cual representa alrededor del 7% del territorio nacional. La reserva fue incluida en la lista de Sitios de Patrimonio Mundial en el año de 1982 por la UNESCO.

De acuerdo al Artículo 5 del Decreto No. 170-97, la Reserva y sus diferentes zonas especiales estarán bajo la responsabilidad institucional de la Secretaría de Estado en los Despachos de Recursos Naturales y Ambiente; para su manejo, la Administración Forestal del Estado (AFECOHDEFOR), ejecutará las acciones necesarias en una modalidad ejecutiva de Proyecto Especial, en coordinación con las Municipalidades respectivas, las Organizaciones no Gubernamentales, los Comités de Vigilancia de Tierra, la Secretaría de Estado en los Despachos de Recursos Naturales y Ambiente, el Instituto Nacional Agrario, la Secretaría de Estado en los Despachos de Salud, la Secretaría de Estado en los Despachos de Obras Públicas, Transporte y Vivienda, y otras instituciones de las comunidades locales.

Para fines de ejecución de actividades necesarias en el desarrollo de los diversos proyectos en la Reserva, se permitirá la más amplia participación de las organizaciones no gubernamentales interesadas, nacionales e internacionales.

En este marco, se genera el Proyecto Manejo y Protección de la Biosfera Río Plátano, con apoyo de la cooperación alemana, que es el que tiene una intervención más global del área, en base al Plan de Manejo elaborado en el 2001, con apoyo de dicho Proyecto; además, la Reserva cuenta con las Normas para el Manejo, Protección de los Recursos Naturales y Culturales, el Diagnóstico Ambiental y el Plan de Conservación de Sitios.

Para propósitos de manejo de la Reserva, se han establecido tres zonas: Zona Cultural, con 389,525 ha, Zona de Amortiguamiento, con 196,739 ha y Zona Núcleo con 210,432 ha: algunos rasgos sobresalientes de ellas son:

Zona Cultural

La Zona Cultural tiene la finalidad de proteger los recursos antropológicos y culturales, tanto como permitir a las etnias ubicadas en la misma mantener su forma de vida, sus costumbres y tradiciones. Es un área que contiene sistemas naturales no modificados como áreas de uso humano, y es objeto de actividades de manejo para garantizar la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica a largo plazo y proporcionar al mismo tiempo un flujo sostenible de productos naturales y servicios para satisfacer las necesidades de la comunidad. El área de influencia está definida por las comunidades de los municipios de Ahuas, Wampusirpe y Brus Laguna, asentadas en la margen Este del Río Patuca y en la zona costera de la reserva.

Zona de Amortiguamiento

La Zona de Amortiguamiento se considera un área de usos especiales tendientes a asegurar el objetivo de la protección de la Zona Núcleo de la Reserva. Está sujeta a tratamiento especial donde no está permitido la formación de asentamiento humanos, excepto los ya existentes antes de la publicación del Decreto Ley No.170/97.

Al igual que la Zona Cultural, es un área que contiene sistemas predominantemente naturales de uso humano y es objeto de actividades de manejo para garantizar la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica a largo plazo, así como proporcionar un flujo sostenible de productos naturales y servicios para satisfacer las necesidades de la comunidad.

Por razones de manejo la Zona de Amortiguamiento, se subdivide en dos regiones, el Sur y Sico-Paulaya, las cuales tienen marcadas diferencias en sus vías de acceso (el Sur por la carretera de Culmí y Sico-Paulaya por la costa norte).

Zona Núcleo

La Zona Núcleo es el área central de La Reserva creada para ser administrada principalmente para la protección de los ecosistemas, que deberán ser mantenidos en estado natural inalterado, garantizando la perpetuidad de la diversidad biológica existente. Comprende los nacimientos y las cuencas superiores de los ríos Plátano y Pao, que albergan bosques nublados vírgenes con una gran biodiversidad.

En base a las categorías de zona de Vida de Holdridge, la Reserva corresponde en un sentido amplio al bosque húmedo y muy húmedo tropical; la precipitación mínima y máxima anual es de 2,000 y 4,000 mm, ocurriendo la mayoría de las lluvias entre los meses de mayo y noviembre, que es la época en que el aire tropical domina la Reserva. La estación más seca ocurre entre los meses de febrero a abril, bajo la influencia de los vientos alisios del noreste. La temperatura anual promedio es de 23º C (GFA-Agriar, 1992; Dodds, 1994; Herlihy 1997, 1999).

Los paisajes naturales de la Reserva corresponden a tres grandes categorías: llanuras costeras (menos de 150 msnm), terrenos elevados montañosos de (150 a 600 msnm) y montañas interiores (más de 600 msnm.). La franja costera contiene un laberinto de lagunas, canales y desembocaduras con grandes extensiones de playas arenosas. Al sur de la costa, entre Barra Patuca y Brus Laguna se extienden pantanos y, alrededor de las lagunas de Brus e Ibans, todavía se encuentran algunas áreas de manglares.

Hacia el sur e interior de la Reserva, el terreno es más accidentado y la orografía está dominada por colinas y, eventualmente, montañas. La montaña de Baltimore alcanza más de 1,000 msnm a la altura del Pico Dama; las tierras montañosas con cerros y topografía rocosa cubren los nacimientos e interfluvios de los ríos Paulaya, Plátano, Wampú y Patuca.

Grupos étnicos residentes en la Biosfera

Cuatro grupos indígenas habitan el Río Plátano; Garifunas, Misquitos, Pesh y Sumo (tawakas). Los garifunas son una mezcla de africanos con indigenas del caribe, los miskitos son una mezcla de garifuna con indigenas misquitos (pesh y tawakas) mientras que los pech (300 habitantes) y tawakas (800 habitantes) mantienen sus comunidades con su tradicional estilo de vida en las remotas regiones de la biosfera. El grupo étnico más numeroso es el de los miskitos.

Los habitantes de la zona cultivan maíz, frijoles, yuca, etc. para sobrevivir, además viven de la caza, pesca y del consumo de plantas silvestres utilizando estas últimas principalmente para medicina.

Flora y Fauna de la Biosfera

El bosque latifoliado cubre la Reserva con una capa predominante de árboles muy maduros de hasta 35 metros de altura. Especies como la caoba (Swietenia macrophylla ), el cedro (Cedrella odorata), el laurel (Cordia alliodora) y otras maderas de color se encuentran dispersas en aquellas zonas donde no han habido aprovechamientos forestales.

En las área con altitudes de aproximadamente 600 msnm, se encuentra el bosque tropical muy húmedo, compuesto de árboles de hoja ancha con una gran diversidad de formas de vida.

Los bosques de galería de madera de color se encuentran en las márgenes de los ríos, lejos de cualquier asentamiento humano; los bosques pantanosos existen en tierras aluviales e inundables cerca de la costa; los pantanos cubren el noreste de las fajas costeras y manchas de manglares sobreviven en lugares específicos en las márgenes de las lagunas de Brus e Ibans y a orillas de los canales; por otro lado, los bosques de pino de tierras altas cuentan con una superficie considerable (6.000 ha aproximadamente).

La Reserva mantiene un diverso y rico conjunto de vida neotropical, entre los que se destacan muchos mamíferos y aves, especies en peligro de extinción o reducidas en otras partes de América Central. Especies indicadoras importantes de la condición de la biodiversidad como el águila arpía (Harpia arpija), el jaguar (Panthera onca) y la jaguia (Tajassu pecari) demuestran que la reserva es todavía muy rica en biodiversidad y en algunas partes de la misma todavía se mantienen intactas su fauna y flora. Los pocos estudios indican que hay probablemente unas 400 especies de aves y 200 especies de anfibios y reptiles en La Reserva (Froehlich, etc. al. 1983)

Ecosistemas en la Biosfera

El 25% de la biosfera es una zona costera cubierta por grandes áreas de mangle, las dos áreas más grande se encuentran a los largo de la costa de Brus Laguna (120 km²) y la Laguna de Ibans (63 km²), un gran número de savanas y humedales se encuentran a todo lo largo del resto de la región.

Cerca del 75% de la biosfera son montañas con muchos rangos de altura. Pico Morrañanga alcanza los 1500 metros y Punta de Piedra 1326 metros. Increíbles formaciones geológicas son encontradas en las regiones de tierra firma, tales como El Viejo o Pico de Dama. Cascadas y chorros son encontrados regularmente, la más alta (100-150 m) es la Cascada del Mirador en la cabecera del Río Cuyamel. Esta inmensa área consiste principalmente en bosque lluvioso tropical.

Ecorregiones

En la Reserva se encuentran representados diferentes ecosistemas terrestres y marítimos, incluyendo cinco grandes ecoregiones de las cuales las tres primeras son de excepcional valor por contener ecosistemas únicos y de importancia internacional:

  1. Ecoregión de Humedales con gran variedad de sistemas tales como: manglares, lagunas, pantanos de agua dulce y salobre, esteros, bosques de pantano y la franja costera.
  2. Ecoregión de Sabana de Pino
  3. Ecoregión del Bosque Latifoliado del Atlántico
  4. Ecoregión de Bosque de Pino de Tierra Alta
  5. Ecoregión de la Zona Marítima

El concepto de Humedales utilizado con mayor frecuencia en la actualidad es el de la Convención de Ramsar, el cual define como extensión de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros (UICN 1990).

La Ecoregión Humedales Costeros es la más diversa de las existentes en la Reserva, presentando ocho ecosistemas: cuatro acuáticos y cuatro terrestres. Los cuatro ecosistemas acuáticos son lagunas con influencia de sal; lagunas sin influencia de sal; lagunas temporales y canales.

Los ecosistemas terrestres son bosques pantanosos, bosques semideciduos pantanosos, pantano herbáceo con palmas y bosques de manglares. Estos ecosistemas están unidos por las aguas quietas de las lagunas que lentamente inundan todo a su alrededor (Diagnóstico Ambiental de la Reserva del Hombre y la Biosfera del Río Plátano, 2002).

Estos humedales proporcionan un sinnúmero de beneficios entre los cuales se pueden citar: la protección de las tormentas tropicales y huracanes; el control de las inundaciones y la erosión de las riveras de los ríos, canales, lagunetas y lagunas; la reducción de la contaminación de las aguas producto de la sedimentación; la retención los nutrientes en el subsuelo y vegetación; la generación de una gran variedad de productos para la subsistencia o la comercialización tales como peces y mariscos en general, aves, mamíferos, reptiles y productos forestales; la regulación del microclima; la facilitación de transporte; además de alto potencial ecoturístico.

La sabana de pino costero (Pinnus caribaea) está localizada en las tierras bajas y llanuras colindantes a la zona costera en la parte noreste y este de la reserva, extendiéndose hasta el interior.

Existe una extensión grande al sur de Brus Laguna y otra pequeña que alcanza la margen sureste de la Laguna de Ibans, donde el pino crece entre hierbas, pequeñas palmas y árboles resistentes al fuego. La sabana presenta distintos tipos de vegetación, incluyendo manchas de bosque latifoliado y varios tipos de gramas y sabanas con palmas.

Los bosques de pino más densos se encuentran en algunas partes al oeste y sur de Brus Laguna. Los pinos maduros pueden alcanzar una altura de 15 a 20 metros que es la altura característica de esta especie de pino. El dosel del bosque está abierto y generalmente el suelo está cubierto con una capa densa de vegetación herbácea y céspedes.

Las sabanas conforman un mosaico de pinos, céspedes y arbustos. Llanuras y prados dominados por céspedes, vegetación herbácea con pocos árboles se desarrollan en estos lugares; en las tierras bajas y húmedas el zacate alcanza alturas de cuatro pies y en las tierras más altas y secas menos de un pie. En otras áreas bajas dominan las palmas (Acoelorrhaphe wrightii) y la vegetación de pantano. Galerías de bosque latifoliado se encuentran a lo largo de las márgenes de los ríos lejos de los asentamiento humanos.

El origen de la sabana de pino miskita aún no está científicamente determinado. Se reconoce que la combinación de los recurrentes episodios de fuego, al igual que las características físicas de los suelos, específicamente sus propiedades de drenaje, son factores importantes que determinan la distribución de las mismas. Se considera que si los incendios fueran suprimidos, otras especies provenientes del bosque latifoliado podrían colonizar ciertas extensiones de la sabana de pino.

Es difícil evaluar los efectos de las actividades humanas en la sabana de pino ya que su dinámica ecológica no está bien analizada. No obstante, las actividades de extracción de madera y la ocurrencia de incendios naturales o provocados son elementos significativos en la formación y mantenimiento de esta zona.

La sabana es el hábitat de una gran variedad de aves tales como patos, piches y zarcetas, y especies de mamíferos severamente reducidos como el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), el jaguar (Panthera onca) y el puma (Felis concolor)

Los bosques latífoliados se encuentran tierra adentro y arriba de las llanuras de pino, incluyen bosques siempreverde latifoliado moderadamente drenados de bajura, bosques siempreverde latifoliado bien drenados de las colinas suaves, bosques siempre verde latifoliado submontanos y los bosques siempreverde latifoliado del montano inferior. Estos cuatro ecosistemas conforman la mayor parte de la extensión de la Reserva y la totalidad de la Zona Núcleo.

El bosque latifoliado de la Zona Núcleo es el más grande de América Central. Hay un gran contraste entre las sabanas de pino miskita y el bosque latifoliado del Atlántico a lo largo del lado oriental de la Reserva. En este sector, las llanuras de las tierras bajas se encuentran con las colinas orientales que se extienden desde las regiones montañosas del centro de Honduras.

Las montañas altas alcanzan más de 1000 metros en elevación y las cadenas montañosas se extienden desde el sureste hacia el noreste. Las cabeceras de muchos ríos nacen en estas montañas cortando profundos valles a través de sus recorridos.

En este sector el bosque latifoliado, con algunas especies dominantes de carácter decíduo, forma un corredor de 50 a 100 Km de ancho, que se extiende desde la zona costera en el norte hacia el límite sur de la Reserva.

El lado oeste de este corredor está bordeado por el frente de colonización, mientras que por su lado este está la sabana de pino miskita. Bandas de bosque latifoliado también forman galerías, cruzando la sabana a lo largo de los cursos de los ríos que normalmente están compuestos de bosque secundario, lo que constituye infinidad de corredores naturales internos o permiten un tránsito constante de especies de animales.

El bosque latifoliado de la Reserva ha experimentado alteraciones humanas considerables; lamentablemente se sabe muy poco sobre la ecología de este sistema.

Según estudios del Departamento de Areas Protegidas y Vida Silvestre DAPVS, de la Administración Forestal del Estado AFECOHDEFOR, en la Ecoregión se descubrieron cuatro nuevas especies de mamíferos en Honduras y otras que tenían sus extensiones geográficas hasta entonces conocidas más al norte en la región neotropical dentro de la Reserva, ubicándola como un área protegida sumamente importante en el concepto del Corredor Biológico Mesoamericano.

Escasamente investigadas están las influencias de huracanes, los vientos provenientes del norte y tormentas tropicales como factores importantes para la estructura de la vegetación y como causas de la escasez de algunas poblaciones de mamíferos en la parte norte de la Reserva.

El bosque de pino de tierra alta, característico de Honduras, se encuentra localizado en la zona sur de la Reserva. Al igual que la sabana de pino, está combinada con vegetaciones de arbustos y grama, al contrario sucede en las sabanas de pino en donde la especie que predomina es la de Pinnus caribea

La Ecoregión marítima consiste en una franja de mar de 65 Km de longitud y 5 de ancho, aledaña y frente a la playa, comprendida entre los límites fijados por la Región Biosfera Río Plátano en su zona norte. Se divide en tres ecosistemas: el sublitoral (o fondo del mar), el nerítico (o mar expuesto) y el ecosistema de macizos rocosos.

Contiene una rica diversidad biológica que incluye las tortugas marinas baula (Dermochelys coriacea) y gran variedad de peces, incluyendo tiburones (Carcharhinus spp.) entre otros. Otra de las especies de gran valor en la zona marítima de la Reserva es el camarón blanco (Peneaus schmitti), esta especie migratoria pasa la mayor parte de su vida adulta en las áreas de pastos marinos y los arrecifes, es generalmente explotada por los botes pesqueros de las Islas de la Bahía (Departamento Insular de Honduras).

Dentro de la Reserva existen algunos arrecifes coralinos (aparentemente los más importantes en el norte de la barra de Brus), que son el hábitat para la langosta, los camarones, peces y tortugas marinas, incluyendo la tortuga carey (Eretmochelys imbricata). A pesar de su importancia no existen estudios del estado actual de los arrecifes.

Los recursos marinos son generalmente explotados por pobladores que habitan fuera de la Reserva, utilizando barcos camaroneros y pesqueros; el uso de redes y trasmallos inapropiados causan fuerte impacto sobre la vida marina. Aunque la pesca comercial se restringe normalmente a la temporada establecida por la Dirección General de Pesca (DIGEPESCA), no se obedece el Decreto 170-97, que establece las 3 millas desde la playa como parte de la Reserva legalmente protegida.

Descubrimiento de la Ciudad Blanca

En el año 2012 el gobierno de Honduras anunció haber encontrado la legendaria Ciudad Perdida o Ciudad Blanca en la zona de La Mosquitia.

Un equipo de científicos, técnicos, arqueólogos e historiadores hondureños y estadounidenses, mediante imágenes digitales habrían detectado la existencia de una ciudad en ruinas en el departamento de Gracias a Dios.

El hallazgo fue confirmado por el gobierno a través del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y la firma UTL Científico, tras la implementación de un sistema avanzado de escaneo aéreo láser que permitió observar las superficies por debajo del denso bosque de la jungla hondureña.

El hallazgo arqueológico se hizo por personal científico luego de estudios de filmación y levantamiento topográfico del subsuelo del área conocida como “Ciudad Perdida o Ciudad Blanca”, los cuáles se efectuaron con la denominada tecnología de Detección Aéreo de Luz y Medidas de Rangos (LIDAR por sus siglas en ingles) con que cuenta UTL Investigaciones.

El doctor Steve Helkins, explicó sobre las actividades que se realizaron en la zona y sobre la posible presencia de restos arqueológicos, al tiempo que valoró que los hallazgos abren la posibilidad de realizar investigaciones científicas.

Algunas publicaciones dan cuenta de que el conquistador español Hernán Cortes hizo referencia a la Ciudad Blanca en 1526, en una carta que envió al rey Carlos V y en la que decía haber sido informado sobre una gran ciudad, comparable por magnífica con Tenochtitlán, en México.

Según los datos recogidos por distintas fuentes, los indígenas denominaban a ese sitio como Xucutaco (en Nahuat) y Hueitapalan (en maya), y Cortés renunció a ir debido a lo impenetrable de la selva.

Según algunas versiones, durante años la etnia pech manejó la existencia de la “kaha kamasa” o la “ciudad blanca”, definida como una fortaleza construida en piedra en medio de la selva de La Mosquitia hondureña, aun más imponente que las propias Ruinas de Copán.

La Ciudad Blanca se cree que fue abandonada por sus habitantes hacia mediados del siglo XVI, sin que se sepa con certeza las razones. Hacia 1544, según algunos apuntes, el obispo español Cristóbal de Pedraza aseguró haber atravesado la selva de La Mosquitia y llegado a una montaña desde donde podía contemplar una ciudad indígena impresionante.

Otras publicaciones indican que el lugar estuvo en el olvido hasta 1939, cuando el estadounidense Teodore Morde aseguró haber estado en la Ciudad Blanca, de la que tomó evidencias, sin embargo no dio la ubicación por temor a que fuera invadida por saqueadores de tesoros.

Según la investigación, la ciudad perdida podría estar dentro de un área de alrededor de 5 kilómetros cuadrados en la región de La Mosquitia, donde se presume que resulta imposible el acceso tanto por tierra como por agua y aire.

“No se puede tener acceso definitivamente, no se puede entrar por tierra, no se puede entrar por ríos y es muy difícil entrar aun por aire porque estamos hablando de una zona altamente poblada de árboles que ya se midieron y que tienen mas de 70 metros y que están pegados con otros, aun por aire será difícil entrar”, sostuvo Virgilio Paredes, gerente del IHAH.

Documental de National Geography sobre la Ciudad Blanca

Christopher Begley, profesor asociado de antropología de la Universidad de Transilvania, utilizará una subvención de la National Geographic Society para filmar un documental en Honduras titulado The Lost City of Mosquito Coast: A Modern Struggle for the Past -La Ciudad Perdida de la Costa Misquita: Una lucha moderna por el pasado.

Este arqueólogo de Lexington recibió la subvención de National Geographic Society para avanzar su búsqueda de una “ciudad perdida” en Honduras, publicó el diario online Kentucky.com reproduciendo la noticia difundida por la periodista Becca Clemons, del Herald Leader.

Christopher Begley, profesor asociado de antropología de la Universidad de Transilvania, utilizará una subvención de investigación y tecnología 3-D para examinar artefactos antiguos en la pluviselva, cerca de la costa de La Mosquitia. Se rumora que en esa zona se localiza la Ciudad Perdida o Blanca de tiempos antiguos.

Administrado por National Geographic Mission Programs, el programa NGS/Waitt provee subvenciones de entre 5,000 y 15,000 dólares para investigación exploratoria.

Begley y un equipo que incluye al fotógrafo y documentalista Josh Howard y al profesor de ingeniería Larry Hassebrook, de la Universidad de Kentucky, viajarán a Honduras la próxima semana para comenzar la filmación del documental.

“Lo interesante es lo que dice sobre el presente”, dijo Begley de las leyendas sobre la ciudad perdida. “Esto está muy arraigado y sigue existiendo como leyenda”.

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