17 de Junio – Día Mundial de la Desertificación y la Sequía
El 19 de diciembre de 1994 la Asamblea General de Naciones Unidas en la Resolución 49/115 decide proclamar el 17 de junio Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebrará a partir de 1995.
El propósito de este día es concienciar acerca de la degradación de la tierra y promover la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación Disponible en inglés.
Con el fin de maximizar el impacto de la celebración, la secretaría de la Convención invita a todos los países y las organizaciones internacionales, no gubernamentales y de la sociedad civil, entre otros actores, a sensibilizar sobre las cuestiones relacionadas con la tierra y educar a la población acerca de métodos efectivos para neutralizar la degradación de la tierra mediante la publicación y la difusión de documentales, la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones sobre la cooperación internacional para combatir la desertificación y los efectos de la sequía.
La fecha elegida, el 17 de junio, coincide con la aprobación por la Asamblea General de la Convención para Combatir la Desertificación, el único acuerdo internacional legalmente vinculante que relaciona el medio ambiente y el desarrollo con la gestión sostenible de la tierra. Trata específicamente las zonas secas (áridas, semiáridas y subhúmedas secas) donde habitan las personas y los ecosistemas más vulnerables del planeta.
Los 195 Estados Parte Disponible en inglés de la Convención colaboran para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esas regiones, mantener y restaurar la productividad del suelo y la tierra, así como mitigar los efectos de la sequía.
El enfoque de la Convención fomenta la participación a nivel local para combatir la desertificación y la degradación de la tierra. La secretaría facilita la cooperación entre los países en vías de desarrollo y los desarrollados, en particular, en la transferencia de conocimiento y tecnología para la gestión sostenible de la tierra.
Dada la estrecha interrelación de las dinámicas de la tierra, el clima y la biodiversidad, la Convención para Combatir la Desertificación colabora con las otras dos Convenciones de Río, la Convención sobre la Diversidad Biológica y Convención Marco sobre el Cambio Climático con el fin de abordar estos complejos desafíos de manera integral y haciendo el mejor uso posible de los recursos naturales.