Biografía de Lucila Gamero de Medina
Lucila Gamero Moncada es una de las primeras mujeres escritoras hondureñas, se le considera la primer novelista de Honduras y pionera del feminismo en el país. Logró producir una obra literaria, sólida y vanguardista, para la sociedad y las mujeres de su tiempo, en el género de novela.
Nació el 12 de junio de 1873 en la oriental ciudad de Danlí, en el departamento de El Paraíso, tres años antes de que iniciara la Reforma Liberal del doctor Marco Aurelio Soto, y el 23 de enero de 1964 en San Pedro Sula. Sus padres fueron el doctor Manuel Gamero y Camila Moncada.
Radicó durante muchos años en México, país donde publicó la mayor parte de su obra. El crítico y escritor Luis Mariñas Otero la llamó «la gran dama de las letras hondureñas».
Biografía
Vida familiar
Provenía de una familia que, sin ser rica precisamente, pertenecía a la clase alta. “Tenían la idea de ser descendientes de españoles”, dice el escritor hondureño Juan Ramón Martínez. Es por ello que Lucila se comporta con la dignidad y prestigio que su familia pretendía tener.
Sus hermanos fueron Gilberto Gamero (médico), Carlos Gamero (compositor musical), y José Manuel, mejor conocido como Manuel de Adalid Gamero, quien hasta hoy es considerado el padre de la música hondureña, por sus significativos aportes en esa desciplina artística.
Gamero montaba a caballo, dirigía una hacienda y era dueña de una farmacia. Fue tildada de varonil e inmoral. En 1898 se casó con el señor Gilberto Medina, un hombre rico, pero relativamente inculto, que había sido Juez en Danlí.
Tuvo 2 hijos. Doña Aída Cora Medina viuda de Sevilla y don Gilberto Gustavo Medina, ya fallecidos. Se dice que cuando murió, no le dieron el responso en la iglesia, debido a sus críticas hacia la jerarquía. Extrañamente, su tumba tampoco tiene lápida.
Estudios
Fue entrenada como doctora y farmacéutica, y a pesar de que se le prohibió estudiar en la Universidad en Guatemala, realizó sus estudios en Honduras bajo la dirección de su padre, donde obtuvo su diploma como Medica y Cirujana en 1924 en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) por parte del Doctor Manuel G. Zúñiga, entonces decano de la Facultad de Ciencias Médicas. En 1924 fue la directora del hospital de Danlí y sirvió como consultora de salud también en Danlí.
Feminismo
Su visión feminista y avanzada la convirtieron en una mujer incomprendida, y también tuvo que lidiar con la insatisfacción de su género. Ella quería ir a estudiar a Guatemala junto a su hermano, pues tenía vocación de doctora, pero tuvo que conformarse con ejercer empíricamente lo que leía en los libros.
El 2 de febrero de 1946 junto a un grupo de sufragistas organizaron la sociedad femenina panamericana y el 5 de marzo de 1947 organizaron el comité femenino hondureño, afiliado a la Comisión Interamericana de Mujeres con el objetivo de obtener derechos políticos para las mujeres y luchó por el derecho de las mujeres al voto o sufragio, hecho que pudo ver materializado en 1957.
Además publicó la revista «Mujer Americana», el tercer diario feminista del país, después de el diario Navasde Atlántida y el diario Atenea de Cristina Hernández de Gómez impreso en el Progreso desde 1944.
Trayectoria literaria
Su obra se sitúa entre el Romanticismo tardío y el Vanguardismo, y aunque generalmente ha sido situada en la Vanguardia americana, en realidad su trabajo puede situarse más cómodamente en la última etapa romántica de la literatura, cuyos rescoldos se prolongaron hasta los primeros años del siglo XX.
La abundante producción literaria ocupa el período tardío del romanticismo de la novela hispanoamericana; el amor y la familia, son los grandes temas que ocupan la mayor parte de sus argumentos narrativos. Su novela más divulgada es Blanca Olmedo.
No se sabe de dónde hereda su vena literaria, pero sí que desde joven se dedica a escribir. Su primera novela fue Amalia Montiel, 1895, que publica por capítulos en el semanal El Pensamiento, que dirigía en Tegucigalpa, Froylan Turcios, el primer medio literario en dar espacio a las mujeres.
Lucila mantenía correspondencia con Turcios y con una hermana de éste, Rafaela, a quien parecía unir una gran amistad. Gamero también tiene el honor de publicar la primera novela del país, Adriana y Margarita, 1897, de un total de siete novelas y un libro de cuentos.
No obstante a su persistencia y capacidad, en la publicación de Froylán Turcios, Gamero aparece como una simple colaboradora y no se hace mención de sus novelas ni crítica literaria alguna. Era una actitud mezquina en la que, sin duda, tenía que ver el hecho de que ella fuera mujer.
Su visión feminista y avanzada la convirtieron en una mujer incomprendida, y también tuvo que lidiar con la insatisfacción de su género. Ella quería ir a estudiar a Guatemala junto a su hermano, pues tenía vocación de doctora, pero tuvo que conformarse con ejercer empíricamente lo que leía en los libros.
Fue miembro de varias asociaciones literarias de Centro América y miembro de la Academia Hondureña de la Lengua.
Blanca Olmedo
A principios de este siglo publicó su famosa novela BLANCA OLMEDO, que ha hecho llorar especialmente a generaciones de jovencitas. Se publicó una segunda edición en 1933 y una tercera en 1954 y la reciente fue publicada en 1972. Parece que ha habido también ediciones clandestinas.
Sobre esta novela escribió un gran escritor nicaragüense, don Antonio Medrano, lo siguiente:
«BLANCA OLMEDO». Libro intensamente vivido y sentido. Libro en que la autora ha puesto Alma, Pasión, Dolor… Libro en que palpita el Amor y la Vida, que pasan como meteoros, que se esfuman… Sus páginas no se leen, se devoran, se viven, se sienten, y nuestras lágrimas las hacen inmortales. LUCILA GAMERO DE MEDINA está ya CONSAGRADA POR LA GLORIA.
Obras principales
Lucila Gamero de Medina escribió, entre otras, las siguientes novelas:
- Amelia Montiel (1892)
- Adriana y Margarita (1893)
- Páginas del Corazón (1897)
- Blanca Olmedo (1908)
- Betina (1941)
- Aída, novela regional (1948)
- Amor Exótico (1954)
- La Secretaria (1954)
- El Dolor de Amar (1955)
Sobre su trabajo se ha desprendido una importante serie de análisis y conceptos que la consagran, en palabras del historiógrafo Luis Mariñas Otero, como «la gran dama de las letras hondureñas».