Sistema de Escritura – La Civilización Maya
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El Sistema de Escritura Maya (a menudo llamada jeroglífica por un vago parecido superficial con la escritura del Antiguo Egipto, con la que no se relaciona), era una combinación de símbolos fonéticos e ideogramas, en realidad, la estructura pictográfica es más parecida al chino, donde los ideogramas pueden anidarse para formar conceptos más complejos, a la vez que funcionar sólo como representaciones fonéticas.
El desciframiento de la escritura maya ha sido un largo y laborioso proceso. Algunas partes de ésta fueron descifradas a finales del Siglo XIX y a principios del Siglo XX (en su mayoría partes relacionadas con números, el calendario, y astronomía), pero los mayores avances se hicieron en las décadas de 1960 y 1970 y se aceleraron de allí en adelante, de manera que ahora la mayoría de textos mayas pueden ser leídos casi completamente en sus idiomas originales.
Destrucción del legado escrito
Los misioneros españoles en su afán por imponer y arraigar la religión cristiana entre los indígenas, para acelerar el proceso de catequización, ordenaron la quema de todos los libros mayas poco después de la conquista. El hecho fue un gran golpe a la conservación del conocimiento de la antigua escritura maya. Aunque muchas inscripciones en piedra aún sobreviven (la mayoría de ciudades que ya estaban abandonadas cuando llegaron los españoles), sólo tres libros y algunas páginas de un cuarto sobreviven de las antiguas bibliotecas. Terrones rectangulares de yeso son un descubrimiento frecuente en la arqueología maya; parecen ser restos de lo que una vez fueron libros, después de que todo el material orgánico se pudrió.
En referencia a los pocos escritos mayas precolombinos aún existentes, Michael D. Coe, arqueólogo de la Universidad de Yale dijo: “Nuestro conocimiento del pensamiento maya antiguo representa sólo una minúscula fracción del panorama completo, pues de los miles de libros en los que toda la extensión de sus rituales y conocimientos fueron registrados, sólo cuatro han sobrevivido hasta los tiempos modernos (como si todo lo que la posteridad supiera de nosotros, estuviera basado en tres libros de oraciones y El Progreso del Peregrino). En cuanto al estudio de la escritura maya existen dos versiones: Por la primera versión tenemos a los epigrafistas. Entre estos comenzamos con Constantin Rafines, que en 1,832 fue el primero que descifró los glifos numerales.
Ya en el siglo tenemos al ruso Yuri Knórozov, quien realizó un estudio para descifrar la escritura maya publicado en 1,952, el cual fue bloqueado por varios arqueólogos. Sin embargo, sus esfuerzos son ahora reconocidos por los estudiosos de la civilización maya. Actualmente existen cerca de 30 epigrafistas en el mundo.
Por la segunda versión tenemos al doctor Ramón Arzápalo Marín, filólogo y mayista (no epigrafista aunque conoce bien su lengua) quien declara que hasta el momento ha habido varios fracasos por descifrar la escritura maya, pues no es alfabética (como Diego de Landa propuso) ni silábica sino logoideográfica. En este tipo de escritura se dificulta la lectura al tener, como otras lenguas, expresiones populares y religiosas, frases idiomáticas, etc.
Los progresos de los epigrafistas hacen que se puedan leer, entre otros documentos, las estelas y ahora han salido a la luz informaciones reveladoras, como las fechas, los acontecimientos, los nombres y cargos de los personajes, los lazos familiares y en ocasiones aparece la frase “se lo comió”, haciendo referencia al canibalismo ritual. El trabajo de los epigrafistas es muy interesante y son ellos quienes se encargan de descifrar la escritura maya. Varias universidades preparan actualmente más generaciones de epigrafistas.
Hay que tener en cuenta la complejidad de este sistema de escritura ya que estudios recientes demuestran que los mayas usaban en sus textos el sistema alfabético y el sistema ideográfico, incluso en la misma palabra.
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