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La etnia de los Tolupanes en Honduras



Son un grupo indígena muy anterior a la civilización maya que supo, en medio de las trasformaciones culturales del entorno, mantener cierta identidad hasta épocas recientes.

Su nombre auténtico es tolupán; el término de xicaque fue utilizado por los colonizadores para referirse a  los indígenas “incivilizados”, que no han sido cristianizados y a diferentes grupos rebeldes de Taguzgalpa.

Se les conoce también como xicaques, jicaques o torrupanes. Históricamente la palabra jicaque, son sus diferentes formas de escritura,

De acuerdo a los cronistas de finales del siglo XVII, se oyó decir que los indígenas de Honduras se llamaban vulgarmente “Xicaques”. No obstante, en su lista 29, grupos aborígenes de la provincia, también se incluye el término “taupanes”, el cual parece similar a “torrupan”, que se acepta hoy en día.

Los Tolupanes viven en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán, Victoria y Olanchito; en el departamento de Yoro y en los municipios de Orica y Marale, en el departamento de Francisco Morazán.

Ver Etnias de Honduras

Rasgos históricos

Durante la época prehispánica, constituían un grupo cazador-recolector que se dispersaba por una amplia región y que su replegamiento hacia zonas más abruptas se debe a la captura y explotación de que fueron objeto por parte de los conquistadores.

Sus actividades vitales fueron cazar, recolectar y pescar.

Los Tolupanes se parecían a los sumos, los payas y los misquitos, aunque diferían de ellos lingüísticamente.

La persecución que desataron los conquistadores contra ellos durante la colonización, los obligó a refugiarse en las selvas y montañas de la región centro-norte del país, manteniéndose dispersos y alejados de la sociedad, lo que los hizo convertirse en casi nómadas y no lograran desarrollar una arquitectura propia.

Población actual

La población Tolupán actualmente es de aproximadamente 20 mil individuos. Están constituidos en 28 tribus distribuidas en seis municipios del departamento de Yoro, más dos tribus emigradas en el siglo pasado a la montaña de La Flor, municipio de Orica, Francisco Morazán.

Se dice que el grupo Tolupán que se dirigió a la Montaña de La Flor, a mediados del siglo pasado, estaba conformado por tres parejas de casados, además de un soltero joven. Poco tiempo después de llegar a la montaña cambiaron sus nombres para despistar a sus perseguidores; dos familias se buquí, que atraviesa la región, y adoptaron el apellido Martínez; la otra familia se estableció al resto del río y tomó el apellido Soto.

Actualmente la población del este, denominada San Juan, está regida por el cacique Cipriano Martínez, quien mantiene una actitud abierta con el mundo exterior.

El sector oeste se ubica en la parte más alta de la montaña; allá donde los tolupanes viven en condiciones más primitivas, un buen número de ellos usan como vestimenta el balandrán, cazan aún con instrumentos de antaño, caminan descalzos, entienden poco español y rechazan totalmente el contacto con los extraños.

Tradiciones y costumbres

Según la antropóloga Anne Chapman, viven en asentamientos semi- premanentes, en casas multifamiliares, practican la agricultura rudimentaria, caza (con arco) y pesca. Practican la cestería, poca alfarería y calabazas.

En la actualidad la vestimenta se ha ladinizado. Tienen una sociedad igualitaria gobernada por caciques (ahora regida por asamblea de ancianos y shamanes).

En los grupos tolupanes más tradicionales de la Montaña de La Flor, se pueden dividir cuatro elementos característicos: términos de parentesco, técnicas adivinatorias, organización dual, mitos y leyendas.

Los indígenas de Yoro conservan escasos elementos tradicionales, como cierta supervivencia del idioma, elaboración de algunos objetos artesanales (sobre todo canastas, en menor medida matates, en algunos casos las pipas, escobas y sartenes que tienen, probablemente, origen indígena).

Los tolupanes de la Montaña de La Flor, tienen la costumbre de velar a sus muertos en la cocina. Durante el tiempo de velatorio, 24 horas, comen su comida diaria y beben café. No utilizan cajas, sino que el cadáver es envuelto en las sábanas que ocupaba para dormir y es enterrado con sus pocas pertenencias. Durante la velación nadie hace comentario alguno, no lloran a sus muertos, sino que reflexionan sobre lo que fue el difunto en vida.

Vivienda

Viven en chozas, en su mayoría construidas de bahareque, techo de manaca (especie de hoja obtenida de una palma) y piso de tierra.

Las casas no están cercanas unas de otras; tampoco están delimitadas por cercas.

En cada casa vive una familia y, en las comunidades más alejadas, los tolupanes no utilizan camas para dormir, sino que lo hacen sobre tablas en el suelo o en un tapesco. Hace cierto tiempo comenzó a utilizarse la cama.

Lengua

La lengua que hablaban los Tolupanes durante el siglo XVIII era el Hokan Fiux. Ahora se le conoce como «Tolteca» o sencillamente «Tol».

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