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Llegada de los Pliegos de Independencia a Honduras

Los Pliegos de la Independencia son los documentos contentivos del Acta de Independencia y manifiestos enviados del Palacio Nacional de Guatemala a todos los ayuntamientos de las provincias de Honduras.

Luego de la firma del Acta de Independencia en la actual ciudad de Guatemala la noticia de nuestra independencia se conoció hasta el día 28 de septiembre, 14 días después con la llegada de los Pliegos de Independencia a las ciudades de Comayagua y Tegucigalpa. Aunque la ciudad de Gracias fue la primera en recibir los pliegos el 22 de septiembre.

Temprano por la mañana del 28 de Septiembre de 1821, correos urgentes arribaron a matacaballo a las villas de Comayagua y Tegucigalpa. Se les esperaba, noticias llegadas de Chiapas habían preparado el ambiente. Los pliegos sellados que traían estos mensajeros fueron abiertos en los respectivos ayuntamientos.

Acta de Independencia de Honduras
Pliegos del Acta de Independencia de Honduras

Daban cuenta de las decisiones tomadas hacia catorce días, el quince de Septiembre, en solemne sesión ocurrida en el Palacio de los Capitanes Generales de Guatemala, e informaban que Guatemala se había pronunciado a favor de la independencia. La caracterización de que, por liberal, Tegucigalpa celebró los pliegos con júbilo, en tanto que Comayagua, por conservadora, los recibió con reticencia, es simplista.

Sucedió que el Ayuntamiento de Tegucigalpa estaba controlado por Dionisio de Herrera y los partidarios de la independencia. En marzo de ese año el alcalde Narciso Mallol había muerto y aún no se le había designado sustituto. Mallol, que conocía la forma de pensar de Herrera, para vigilarlo mejor lo había incorporado a la administración municipal. Cuando llegó el mes de septiembre Herrera tenía las manos libres para echar a volar, en son de alegría, las campanas de la libertad.

En el terreno siempre resbaladizo de las conjeturas, ¿hubo además de los pliegos algún otro tipo de comunicación entre Guatemala y Tegucigalpa? Tegucigalpa se pronunció a favor de seguir en todo y con todo lo acordado en Guatemala, que se contenía en los pliegos. El Acta del 15 de Septiembre había sido no sólo redactada sino en gran medida inspirada por José Cecilio del Valle.

Los Herrera: Dionisio, Justo y Próspero, primos de Valle, mantuvieron siempre con él seguida correspondencia. Los dos directores de periódico habían jugado su carta triunfadora el día quince. Para Pedro Molina lo más importante era arrancarle a las autoridades españolas y a los prominentes criollos una declaratoria de emancipación. Forzarle la mano a los indecisos. Desde que se supo que Chiapas se había adherido a la independencia mejicana la agitación fue creciendo en Guatemala. Barrundia, Molina, su mujer Dolores Bedoya, prepararon a la población para la sesión programada para el 15.

El pueblo organizado por estos políticos llenó las calles, la plaza, los pasillos y la antesala del lugar de sesiones. El numeral uno del Acta recoge la incomodidad y el no disimulado temor de las fuerzas vivas convocadas a la sesión, las muy ilustres autoridades coloniales, dignatarios de la Iglesia, miembros del Claustro Universitario, del Colegio de Abogados, del Consulado de Comercio, del Ayuntamiento, de las Ordenes Religiosas cuando determinaron proclamar la independencia y evitar con ello que el pueblo mismo lo declarara.

Presintieron la revolución, que el pueblo los destituyera y se pronunciara independiente.Decidieron adelantarse a lo que calificaron de temible consecuencia. La proclamación fue seguida por estallido de cohetes y muestras de regocijo popular. Molina había logrado su propósito. Le tocaba el turno a Valle. La discusión prosiguió y fue orientada por Valle. Luego le encomendaron redactar el Acta de los acuerdos establecidos. Valle, el de Choluteca, pensó en términos provincianos pero también globales.

Lo decidido era la voluntad del pueblo de Guatemala. Pero ¿y el resto de las ciudades y sus habitantes, qué pensaban? De la mano de Valle, en el Acta se diseñó un proceso de consulta electoral que permitiría a todas las demás provincias elegir a sus representantes, para que estos se reunieran en un magno congreso centroamericano, en Guatemala, el siguiente 1 de Marzo de 1822. Dos cometidos habría de tener, según el Acta, este Congreso de Marzo: ratificar o no la declaratoria de independencia, y en caso positivo, determinar la forma de gobierno y la ley fundamental por regir en el nuevo país. Con sus vidas, de ser preciso, juraron los habitantes de Tegucigalpa, animados por Dionisio de Herrera desde el balcón del Ayuntamiento, defender lo decidido en Guatemala. En Comayagua fue distinto. Condujo la sesión el propio Gobernador Intendente, el peninsular José Tinoco. La discusión se prolongó muchas horas.

Finalmente Comayagua se pronunció también a favor de la independencia pero rechazó la vía de acción contenida en el Acta y propuesta desde Guatemala. Dados los acontecimientos posteriores y la actitud del Capitán General de Guatemala, Gabino Gaínza, y otros criollos de la capital, siempre en el terreno de las conjeturas, ¿hubo algún otro tipo de comunicación anexa a los pliegos del Acta, entre las autoridades de la Capitanía General y las de Comayagua? En su decisión Comayagua se ahorraba la celebración de elecciones y la instalación de un congreso que se reuniría el siguiente año para decidir la forma de gobierno. Comayagua miraba en dirección de Chiapas, hacia la fórmula de las «Tres Garantías» que había posibilitado la independencia mejicana.Es decir, independencia sí, con la condición de que se constituyera un régimen monárquico con sede en Méjico y de que quedaran intocables y sagrados todos los privilegios y prerrogativas de que gozaba la Santa Iglesia Católica.

El documento tardo en llegar a las comunidades más importantes en Honduras:

  • Gracias 22 de septiembre
  • Comayagua y Tegucigalpa 28 de septiembre
  • Santa Rosa y Omoa 2 de octubre
  • Trujillo 6 de Octubre
  • Juticalpa 14 de Octubre
  • Danlí 20 de Octubre
  • Santa Bárbara 23 de Octubre

Los ayuntamientos de estas ciudades juran la independencia sino el mismo día, al día siguiente en que se recibieron los documentos. La noticia de que Guatemala había proclamado la separación de España el 15 de setiembre de 1821, la Diputación Provincial de Comayagua proclamó la independencia de Honduras de la Monarquía española el 28 de septiembre de 1821.

Dionisio de Herrera es el autor del Acta de Independencia de Honduras, redactada el 28 de Septiembre de1821, poco después de la llegada de los documentos de Guatemala. Dos eran las ciudades mas importantes de Honduras: Tegucigalpa y Comayagua. En la entonces Villa de San Miguel de Tegucigalpa del año 1821, es cuando en el mes de abril falleció el último alcalde español don Narciso Mallol situación que permitió la llegada a la jefatura del ayuntamiento al criollo don Tomás Midence ciudadano ejemplar que se había forjado bajo las enseñanzas del presbítero don Juan Francisco Márquez ilustre hijo de Tegucigalpa que además de predicar el evangelio, inculcaba las ideas de libertad para lograr la independencia.

Tegucigalpa no era sede del poder político colonial dependiente de Guatemala ya que la capital provincial se encontraba en Comayagua, pero ello no descartaba que la Villa mantuviera protagonismo porque contaba con insignes patriotas que abogaban por la emancipación política. Don Dionisio de Herrera, talentoso abogado cholutecano después de haber obtenido su título en la Universidad de Guatemala, se radicó en Tegucigalpa y fue nombrado secretario del ayuntamiento sorprendiéndole aquel 1821 después de la muerte de don Narciso Mallol como el influyente funcionario al lado del alcalde don Tomás Midence.

Herrera fue independentista y formó círculos intelectuales donde se debatían las ideas que conllevaran al logro de la libertad de los pueblos dominados por la Corona de España, grupos que asociaban a distinguidos hombres como don Miguel Bustamante, Matías Zuniga, Simón Gutiérrez, Pablo Borjas, Andrés Lozano, Diego Vijil y entre ellos un joven que actuaba como asistente de Herrera y que comenzaba a perfilarse como un líder de la libertad, Francisco Morazán Quezada.

Aquellos patriotas tegucigalpenses fueron considerados por la autoridad de Comayagua como conspiradores, generando los recelos por fomentar desde Tegucigalpa las ideas contrarias al régimen colonial que ya se encontraba en agonía por la Independencia proclamada por Chiapas y en años anteriores cuando en México en 1810 el cura Hidalgo lanzó en el pueblo de Dolores el grito de Independencia y los pueblos de la Gran Colombia en 1819 se desligaron de España.

El 15 de Septiembre de 1821 se proclamó la independencia de los pueblos del Centro de América y la noticia del suceso llegó a Honduras trece días después al enviar la Junta Consultiva por correo especial de tierra la copia fiel del documento que contenía la declaración firmada por los patricios. Comayagua recibió los pliegos a tempranas horas de la mañana del 28 de septiembre y la gobernación con los miembros del cabildo se enteraron de la decisión, aceptando la independencia pero desconociendo la autoridad de Guatemala dando su reconocimiento como lo había hecho Chiapas al Imperio de México.

La Villa de Tegucigalpa se enteró hasta en horas de la tarde de ese día, procediendo de inmediato la Alcaldía encabezada por don Tomás Midence a convocar a todas las autoridades civiles y eclesiásticas y se llamó al pueblo para que asistiera a la plaza para darles a conocer la significativa noticia. Se juró la Independencia y el secretario Herrera levantó el acta en la que se hacía constar la lealtad del noble Ayuntamiento de la Villa de Tegucigalpa a la Junta Consultiva de Guatemala.

Desde el balcón de la Alcaldía, los patricios anunciaron la buena nueva, hicieron repicar la campana del Ayuntamiento y en todas las iglesias, la parroquia de San Miguel, San Francisco, Los Dolores, ElCalvario y la Inmaculada Concepción el alegre sonar de las campanas inundaba el ambiente del poblado, quemándose pólvora y por la noche Tegucigalpa se vio iluminada por antorchas y las clásicas fogatas frente a las casas.

Entre las figuras hondureñas más relevantes de la historia centroamericana figura José Cecilio del Valle, redactor del Acta de Independencia suscrita en Guatemala el 15 de septiembre de 1821 y canciller de México en 1823. Honduras se separó de la Federación centroamericana en noviembre de 1838 y se convirtió en Estado soberano e independiente. Pese a todos estos acontecimientos, España recién reconoció la independencia hondureña el 15 de marzo de 1863, misma que se celebró el 28 de septiembre de cada año, hasta que se cambió la fecha para el 15 de septiembre en 1877.


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